Desde finales del siglo XIX el puente de dos pisos fue creado en Portugal, con fines de comercio, transporte y turismo. Hoy en día se ha vuelto en un ejemplo de estructura arquitectónica, especialmente por su múltiple uso.
Este puente lleva el nombre de Don Luis I el cual atraviesa el río Duero, que fue inaugurado a finales del siglo XIX y tiene el objetivo de conectar la ciudad de Oporto con Vila Nova de Gaia.
Antes de construir este puente solo había un tipo de puente colgante hecho de barcas unidas por cables metálicos, que solucionaba temporalmente el problema pero no era viable a largo plazo.
El diseño del puente fue principalmente pensado por Téophile Seyrig, que había sido seguidor de Gustave Eiffel.
Lo más característico del Puente de Don Luis I es su gran arco de hierro, para cuya construcción fueron necesarias miles de toneladas de este material.
Para este tipo de proyectos realizar un estudio de cargas, mediante un análisis estructuras es primordial, sobre todo cuando la carga de vehículos, personas y transporte público es considerable.
Lo más atractivo en este puente, es que tiene múltiples usos, en la parte inferior tiene una extensión de 175 metros, que es el espacio por donde circulan los vehículos de todo peso y tamaño, luego en la parte superior con una extensión de 400 metros el espacio se divide en dos partes, la primera para uso peatonal y la segunda es una vía por donde circula el metro de Oporto.
De esta forma es como evaluamos el diseño de este puente, quizá a simple vista no puede ser tan original o llamativo, sin embargo en cuanto a su múltiple uso que se le puede dar se categoriza como un buen ejemplo para futuros proyectos en otras ciudades y países en donde los espacios para vías de circulación son muy necesarias.