
nunca. Pero aquí está. En estos días he leído muchas cosas sobre mí, bonitas,
muy bonitas. Siempre lloré, todos los días. Solo, cómo un loco. 25 años no se
olvidan, con vosotros a mis espaldas que me apoyasteis en cada momento, sobre
todo en los difíciles. Os quiero dar las gracias. Sabéis que no soy de muchas
palabras, pero las pienso. En estos días hablé con mi mujer, le conté los años
que viví con esta camiseta única. Escribimos una carta. Si no seré capaz de
terminarla, lo hará mi hija Chanel que lo está deseando. Bueno, la leo que se
está haciendo tarde, es hora de cenar. Pero es me quedaría aquí 25 años más.
mujer, a mis hijos. Empecé desde el final, desde los saludos, porque no sé si
lograré leerlo todo. Es imposible contar 28 años con palabras, me gustaría
hacerlo con una canción o una poesía. Pero no soy capaz. Intenté hacerlo con
mis pies, con ellos todo me sale más sencillo. Mi juguete favorito es el balón,
y lo sigue siendo. Pero llega un día en que te haces mayor. Y me dijeron que el
tiempo ya había decidido. Maldito tiempo. El mismo tiempo que el 17 de junio
del 2001 queríamos que pasara rápido. Queríamos que el árbitro pitara tres
veces para ganar el scudetto. Sigo teniendo piel de gallina pensándolo.
camiseta y las botas, porque ya soy un hombre, ya no podía oler el césped desde
tan cerca. Me pedí porque me despertaron de mi sueño. ¿Sabéis cuándo vuestra
madre os despierta en el medio de un sueño muy bonito, porque tenéis que ir al
colegio? Me pasó lo mismo, pero no era un sueño, era la realidad.
lado, a los chicos que se hicieron hombres viéndome jugar y a los niños que
gritan ‘Tottigol’. Me gustaría que mi carrera sea para vosotros como un cuento
de hadas para contar. Ahora se acabó de verdad. Me saco la camiseta, la doblo
con cariño, aunque en el fondo todavía no estoy listo para decir ‘basta’. Nunca
lo estaré.
aclaré mi futuro. Pero apagar la luz no es fácil.
tirando un penalti. No sé lo que será de mí. Concededme tenerlo. Esta vez
necesito yo vuestro cariño. Con él, seguro que lograré pasar página para vivir
una nueva aventura.
conmigo. Los técnicos, los jugadores, los hinchas, la Curva Sud. Nacer romanos
y romanisti es un privilegio. Ser el capitán de este equipo fue un honor. Estáis
y estaréis siempre en mi vida. Ya no os emocionaré con mis pies, pero mi
corazón siempre estará con vosotros. Ahora bajaré la escalera, iré al vestuario
que me acogió cuando era un niño, y que abandono ahora, siendo un hombre. Estoy
orgulloso y feliz de haberos dado 28 años de amor.
